Un equipo de aire acondicionado es una inversión que nos ayuda a vivir más confortables con la temperatura justa en casa. El coste de la adquisición y la instalación se amortiza en forma de calidad de vida. Pero si queremos que el equipo nos dure por muchos años y esperamos sacar el mayor partido a sus prestaciones es imprescindible realizar un buen mantenimiento periódico.
Muchas personas, una vez instalados sus sistemas de climatización se olvidan por completo de él hasta que empieza a dar problemas o surge una avería. Las revisiones periódicas evitan la mayor parte de incidencias, como que produzca mal olor, que no enfríe lo suficiente o que consuma demasiada energía.
Al igual que sucede con los vehículos, si nuestro aire acondicionado no tiene un buen mantenimiento, su vida útil se verá reducida. Y a diferencia de lo que ocurre con un coche, para mantener en buen estado el aire acondicionado no es necesario gastar mucho dinero ni ser un experto. Algunos sistemas o los mantenimientos más complejos pueden requerir personal técnico pero en la mayoría de los casos, como en el aire acondicionado de pared, cualquier persona con un poco de maña puede hacerlo sin ningún problema.
Eso sí, cuando necesitemos llevar a cabo el mantenimiento del aire acondicionado por parte de un profesional debemos asegurarnos de que sea un técnico certificado por Industria que cumple con la normativa vigente, el Reglamento de Instalaciones Térmicas en Edificios 2013 (RITE), donde se indican las periodicidades de las operaciones de mantenimiento necesarias para los equipos de aire acondicionado y que son éstas:
·Viviendas con potencia térmica inferior a 12kW: cada 4 años
·Otros locales con potencia térmica inferior a 12kW: cada 2 años
·Viviendas con potencia térmica entre 12kW y 70kW: cada 2 años
·Otros locales con potencia térmica entre 12kW y 70kW: cada año
·Locales de todo tipo con potencia térmica superior a 70kW: cada mes
Lo habitual es que las viviendas y locales comerciales cuenten con instalaciones con una potencia térmica inferior a 70kW. En estos casos, el reglamento dice que para el mantenimiento debe seguir las indicaciones del manual del equipo.
PUNTOS CLAVE EN UN EQUIPO DE AIRE ACONDICIONADO EN BUEN ESTADO
El aire acondicionado tiene un circuito frigorífico cerrado herméticamente y donde se encuentra el refrigerante. Éste cambia constantemente de estado líquido a gaseoso para mantener la estancia a la temperatura seleccionada. Para que esos cambios de estado se produzcan sin problema el refrigerante debe poder alcanzar unas temperaturas entre las que no debe haber mucha variación. Para evitar las fluctuaciones excesivas de temperatura es fundamental que los intercambiadores estén limpios.
Limpieza de filtros
La limpieza de filtros de la unidad interior es extremadamente importante para el mantenimiento del aire acondicionado. El filtro de la unidad interior es extraíble y lavable, precisamente para que resulte fácil mantener el intercambiador limpio y mejorar la calidad del aire
Conviene limpiar o sustituir el filtro cada cierto tiempo, según el estado en que se encuentre. La periodicidad para esta operación depende en gran medida de la frecuencia de uso que se le dé al equipo. Una vez al mes se puede sacar para hacer una comprobación visual de su estado.
La limpieza consiste en lavarlo con agua y un poco de jabón, dejarlo secar por completo y colocarlo nuevamente. Con esta sencilla operación conseguimos no perder potencia térmica, no aumentar el consumo del equipo y evitar que el compresor se dañe por exceso de suciedad.
Limpieza de la unidad interior
Además de los filtros, debemos limpiar también el espacio que queda al retirarlos. Para ello es suficiente con pulverizar abundante agua con un par de gotas de lejía, evitando mojar el contenedor de la placa electrónica. El agua arrastrará la suciedad, que caerá en la bandeja de condensados, que se debe limpiar al acabar la operación.
Para finalizar el proceso pondremos el equipo en modo ventilación.
Limpieza de la unidad exterior
La unidad exterior no suele tener filtros (salvo las unidades centrífugas) pero también se debe limpiar, ya que la suciedad del exterior se acumula en la batería de intercambio. Lo más fácil y efectivo es utilizar un compresor de aire pasándolo por todas las láminas del intercambiador. Si no tenemos compresor de aire, se puede pasar una brocha o un cepillo por las rendijas.
Es conveniente realizar esta operación con frecuencia, especialmente en los lugares con más polución, como las ciudades. Y de paso, no cuesta nada echar un vistazo a los soportes del equipo y eliminar hojas o cualquier objeto que pueda obstruir el paso del aire.
Desinfectar el aire acondicionado
Una vez limpios los intercambiadores lo ideal es desinfectar con un producto específico, ya que la humedad y el calor son el caldo de cultivo idóneo para que proliferen hongos y bacterias. Éstas son las causantes del mal olor en muchos casos.
Para desinfectar el intercambiador interior se pueden emplear productos bactericidas y fungicidas en aerosol, muy fáciles de utilizar e inocuos. También se puede rociar con una mezcla de agua y un chorro de lejía, aunque no es lo más cómodo ni seguro.
Periodicidad del mantenimiento
¿Con qué frecuencia hay que realizar este mantenimiento? Lo recomendable es llevar a cabo esta limpieza y desinfección “a fondo” como mínimo una vez al año. Lo ideal es hacerlo cada vez que pasamos de usar el equipo de modo frío a modo calor y viceversa. Ésta es la mejor manera de asegurarnos de que el aire acondicionado funciona de manera correcta a lo largo de todo el año.
Estas son recomendaciones generales para el mantenimiento del aire acondicionado doméstico, que se usa unas pocas horas al día por lo general. En caso de usos intensivos, como en una oficina o en un local comercial, lo correcto es hacer en mantenimiento unas cuatro veces al año.
Otras comprobaciones
Para las comprobaciones más complejas debemos acudir a un servicio profesional de mantenimiento de aire acondicionado.
Los equipos de aire acondicionado no pierden refrigerante salvo que haya una fuga en el circuito. No sirve de nada cargar el gas si no se repara dicha fuga. Para comprobar la carga de refrigerante se debe utilizar un manómetro y un presostato. Aun así, el síntoma más frecuente es la formación de hielo en la unidad exterior cuando funciona en modo calor.
Otros puntos cuyo funcionamiento se debe verificar para tener una instalación completamente fiable son los desagües y las conexiones eléctricas.
Fuente de la imagen: Pixabay
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