Los aparatos climatizadores se han convertido a día de hoy en una de las herramientas más utilizadas para combatir las altas temperaturas veraniegas. Puestos en marcha durante los meses de más calor del año, sus efectos refrigerantes no sólo pueden encontrarse en el interior de nuestra vivienda, ya que gracias a su fácil instalación este tipo de sistemas climatizadores también están ampliamente establecidos en las oficinas, los restaurantes o los centros comerciales.
Disponer de aire fresco a cualquier hora del día y en cualquier situación, mientras trabajamos o vemos la tele desde el sofá, puede parecer un lujo muy beneficioso a la hora de frenar incomodidades provocadas por el calor o el bochorno. Sin embargo,
sobre todo para aquellas personas que ya padecen problemas de sequedad ocular, abusar constantemente de ambientes o espacios con instalaciones climatizadas puede dar lugar a irritaciones muy poco saludables para nuestra vista. El síndrome del ojo seco, que es el nombre con el que se conoce a esta típica afección veraniega, provoca dolorosas molestias sobre esta zona de la cara, que prolongada durante muchos días requiere del diagnóstico de un oftalmólogo profesional.
¿CUÁLES SON LOS PRINCIPALES SÍNTOMAS DEL OJO SECO?
Los dolores derivados de la sequedad ocular suelen traducirse en enrojecimientos, ardores, deshidrataciones puntuales o inflamaciones, que
dificultan el movimiento del ojo dentro de su propia cavidad.
Por este motivo, además de provocar que
el ojo no pueda abrirse con facilidad al despertarse, uno de los principales efectos que revela la presencia de este particular síndrome es la sensación de arenilla dentro del ojo, dando lugar a una visión un tanto borrosa y velada. Si a estos desagradables síntomas les sumamos el uso de lentillas de contacto, la resecación del ojo se multiplica, siendo más que necesaria la aplicación de lágrimas artificiales que le devuelvan a nuestra mirada su grado de hidratación original.
LAS GLÁNDULAS DE MIBOMIO, CLAVES EN LA DESECACIÓN
Cuando nuestros ojos están expuestos durante largos períodos a un ambiente reseco y falto de humedad, como el que se produce cuando se ponen en marcha los aparatos de aire acondicionado, el lagrimal generado por las glándulas de Meibomio se evapora con mayor rapidez.
De esta forma, la superficie ocular se reseca y queda en contacto directo con el párpado, generando esa desagradable sensación de arenilla que va acompañada de otro tipo de molestias, inflamaciones y rojeces.
Si los dolores no pueden solventarse con el simple uso de las gotas artificiales, es recomendable acudir a un oftalmólogo que pueda comprobar qué grado de irritación presentan nuestros ojos.
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