Durante 13 días 196 países de todo el mundo se dieron cita en Lima (Perú) para tratar un asunto de trascendental importancia para la Humanidad y para el planeta: el cambio climático.
Aunque a priori éste es un tema sobre el que aparentemente no existe discusión, la Cumbre del Clima se resolvió con un frágil acuerdo plagado de desavenencias entre las naciones asistentes.
Los 13 días de debate no sirvieron para llegar a una conclusión positiva, por lo cual hubo que prorrogar durante 25 horas más el encuentro para tratar de llegar a un acuerdo encaminado a sustituir el protocolo de Kioto.
La COP (Conferencia de las Partes) de Naciones Unidas elaboró un documento en el que los países plasmaron sus compromisos para luchar contra el calentamiento global y que trata de sentar unas bases firmes para el próximo encuentro que se celebrará en París en 2015.
DESACUERDO EN LA CUMBRE DEL CLIMA DE DOS SEMANAS
A pesar de que los científicos han dejado claro que es imprescindible reducir de forma inmediata las emisiones contaminantes para evitar consecuencias irreparables en el planeta, las diferencias socioeconómicas entre los países ricos y los países en vías de desarrollo son un difícil escollo para llegar a un acuerdo.
Por un lado, los países en vías de desarrollo reclaman más ayudas económicas para luchar contra el cambio climático. Su razonamiento es simple: son los más vulnerables a los efectos del cambio climático y no tienen recursos para combatirlo.
Por otro lado, los países ricos tienen mayor responsabilidad en la contaminación puesto que producen más gases de efecto invernadero procedentes de los carburantes, los que emplean más pesticidas y los que consumen grandes cantidades de energías no renovables para proporcionar calefacción, climatización y luz, entre otras cosas.
Sin embargo, todas las naciones tienen un objetivo común: evitar que la temperatura del planeta suba más de dos grados, que es el límite que fijan los expertos para evitar consecuencias catastróficas.
Para conseguir este objetivo hay que luchar en varios frentes: frenar la deforestación, promover el uso de energías renovables y reducir el uso de combustibles fósiles.
Y FINALMENTE, UN ACUERDO IN EXTREMIS
A pesar de que los objetivos y los medios están claros, los intereses particulares de cada nación impidieron alcanzar compromisos firmes y tan solo se logró un débil acuerdo con las miras puestas en el encuentro del próximo año.
Finalmente, las negociaciones salieron adelante al recoger en el documento las reclamaciones más importantes de las partes: reconocer que los países tienen diferentes grados de responsabilidad y, por tanto, diferentes obligaciones; incluir la necesidad de aumentar financiación a los países desfavorecidos y ayudar a los países que sufren las consecuencias del cambio climático.
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